Las finanzas
éticas implican a las personas y su capacidad de ahorro en proyectos que buscan
el desarrollo, la redistribución de la riqueza y la protección del medio
ambiente en cualquier lugar del planeta. Ser coherente con los valores éticos
personales tiene mucho que ver con la capacidad de escoger dónde y cómo
invertir los ahorros; la elección también determina nuestra responsabilidad en
los efectos sobre el desarrollo humano y la ecología que tiene el uso de
nuestro dinero.
En la contabilidad
y en las finanzas, se debe manejar la ética como un principio fundamental ya
que la confianza que deben tener los ahorrantes o inversionistas en quienes
manejan su dinero debe ser total y ajena de dudas, robos, usuras, o mal manejo
del dinero; un ejemplo de esto es el manejo de los impuestos: quienes pagan, no
confían en el buen uso que se le dará al dinero para el bien colectivo, por el
contrario, creen que los están robando, por consiguiente tratan al máximo de
evadir impuestos.
El dinero corrompe pero no hay de otra
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